miércoles, 20 de abril de 2016

En azul


Sigo sin entender el motivo que lleva a producir macetas negras. Se ven tan poco agraciadas a la vista que estoy segura que ninguna planta puede crecer feliz en ellas.
¿A quien le gustaría vivir en una casa negra? A nadie.

Pensando en la felicidad de mis plantas es que voy pintando cada maceta negra que llega a mis manos. Como la que les muestro hoy.


Primero di una capa de blanco para borrar lo antes posible tanta oscuridad.


Y luego elegí el color que le iba a dar.
Buscando opciones vi un mueble pintado en degradé y fue el disparador para cambiarle la cara a la maceta.
Elegí los tonos azules pensando que iba a quedar muy pintoresca y no me equivoqué.


Hice el degradé a la inversa, en vez de ir del oscuro al claro, fui del claro al oscuro.
Quise que el tono más oscuro quede en la parte superior porque es donde está en contacto con la tierra y se ensucia fácilmente al salpicar con el riego o agregar tierra.
En la separación de cada tono le hice unos puntitos en blanco y le dio más luminosidad.


Tenía una planta que había crecido mucho y estaba muy apretada en otra maceta.
Ahora se mudó a su nueva casa y miren como se lucen sus hojas.


Desconozco su nombre, eran tres gajitos del tamaño de un dedo que encontré en la calle, los enterré y con el correr de los meses se convirtió en una planta hermosa.

Y ahora sí, maceta reciclada y planta feliz.



Con este trabajo me sumo al Desafío color azul, organizado por Lorena.

Cariños a todas.