jueves, 3 de octubre de 2013

Recuerdos de juventud






A ver amigas argentinas...¿Se acuerdan cuando hace muuuuuuchos años se usaban los jeans a rayas de colores? ¿Alguna los usó? Yo sí.
¡Los amaba! Recuerdo que en mi ciudad no se conseguían, los miraba por TV, en revistas y moría por tenerlos y en un viaje que hice a Capital me compré un par de ellos.
¡La alegría que traía en el tren de regreso a casa! Eran 8 horas de viaje en las que no veía el momento de llegar para ponerme los jeans. Y sí, locura de juventud. Por aquel entonces yo tenía unos 20 años.




Por esa época yo cosía muñecos y tejía ropa para vender. Cuando dejaron de usarse los guardé con la idea de reciclarlos algún día. Y así anduvieron los pobres jeans de bolsa en bolsa, de una caja a la otra, en valijas, cajones, en fin, dando vueltas por años.




Hace unos días mi mamá encontró una bolsa con telas y me dijo "esto estaba en una valija, me parece que son cosas tuyas"...y sí, eran mías.
Cosas a medio coser, otras hilvanadas, otras listas para rellenar, otras con la foto y los moldes para cortar, y los jeans...mis pobres jeans desarmados.
Se ve que en algún momento de los tantos años que pasaron, amagué con hacer algo pero ahí nomás quedaron. Y decidí que ya era hora de devolverles la vida.
Pensé un rato qué podía hacer con ellos para darles utilidad. Busqué unos moldes y corté (sí, corto en el piso porque no tengo mesa grande)



Cosí, rellené, dí forma y así quedó uno de los jeans. Convertido en un oso divíno.



Al otro jean le faltaba la parte superior, sabrá Dios dónde la habré guardado cuando lo corté, estoy segura que algún día buscando otra cosa lo voy a encontrar.
Con lo que tenía de él hice un almohadón para acompañar al oso. Y con los pedacitos realicé una flor para decorarlo.





Y así quedaron mis recuerdos de juventud. Adornando una de las sillas que encontré en la calle y restauré.



Jeans reciclados, silla restaurada. Otros tirarían todo, yo les doy una nueva oportunidad.
¡Qué felicidad siento!



IMPORTANTE: Gracias a todas por los mensajes que me dejaron en mis post anterior de los almohadones, me alegra saber que les gustaron, ojalá les sirva de inspiración para reciclar ropa que ya no usen.
No pude pasar a saludarlas porque de la mayoría nunca supe de qué blog eran. Un beso a todas.

viernes, 30 de agosto de 2013

Televisión retro

Cada vez me gusta más la onda vintage. Y todo lo antiguo que me regalan lo acepto feliz, ya no sé donde guardar tantas cosas.
Hace un tiempo atrás escuché por la tele a alguien que decía que cuando ya no encontremos sitio para guardar cosas hay que aprovechar las paredes. Y me puse en campaña.
Tenía la carcasa de 4 televisores viejos y comencé a reciclarlos.
A uno lo convertí en marco de cuadro, le coloqué una foto de mi amado Alejo, y lo colgué en una pared del comedor.



Al otro, que es más grande, le hice cortar el espejo y quedó muy bueno. Súper vintage, como me gusta a mí. Quedó instalado en mi cuartito de costura y manualidades.


Quizás debería ponerle adornos, colgarle algo, no sé, como para que no quede tan lavado digo. Tengo 2 televisores más, súper pequeñitos, eran de los más chiquitos que se vendían hace 30 años atrás, divinos!!
Cuando los recicle saco fotos para conocer opiniones.
¡Viva lo vintage!

jueves, 15 de agosto de 2013

Mi regadera vintage



Hacía años que estaba en el fondo del patio, escondida tras unos macetones grandes cuyas plantas tapaban la visión de todo lo feo que había detrás y que yo no quería tirar (las mujeres vivimos escondiendo cosas).


Así estaba ella. Sucia, abollada, con óxido, barro, chorros de pintura y un total abandono. No tiene roturas ni filtraciones y estaba hasta la mitad de agua que le había quedado tras la última lluvia. Nadie daba nada por ella.


Nadie...excepto yo, que un día regando las plantas la ví allí tan triste que decidí que ya era hora del rescate. Los pasos de restauración ya se los imaginan: cepillo en seco para quitar el barro, agua, secado al sol, lija para quitar el óxido, martillo para amortiguar un poco los abollones, agua con jabón y la preparación para darle color.


Elegí el color celeste, desde hace un tiempo pinto todo de celeste, no sé por qué, pero me ha cautivado ese color. Antes pintaba todo blanco, ahora pinto todo de celeste. Son etapas ¿no? Dos capas de pintura, decoupage de flores, una imagen vintage y barníz acrílico. Una nueva vida para mi triste regadera.


No quise hacerle decapado ni nada similar, preferí dejarla con pintura plana y limpia, ya demasiado desgaste tuvo con los años de abandono. La maceta que encontré junto a la regadera también pasó por la pintura, a esa sí la pinté de blanco, ya ven que limpia y linda quedó.


Que lindo es darle a las cosas una nueva vida ¿verdad?

lunes, 12 de agosto de 2013

Vencer los miedos



Es lo que recomiendan a quienes comienzan un emprendimiento. Dejar atrás los temores, la vergüenza y no pensar en el qué dirán. Dicho así parece fácil, pero hay que hacerlo, es como un bautismo de fuego.


Hace unos días una chica que trabaja en el mismo edificio que yo, vio algunas de mis cajas en facebook y me envió un mensajito para preguntarme detalles y precios de algunas. Después de intercambiar mensajes con información, le propuse llevárselas al trabajo para que las vea, dado que estamos todas las mañanas trabajando a pocos metros una de la otra y era mejor si las veía en directo. A la mañana siguiente salí de casa con unas cuantas cajas y allí es cuando comenzó el cosquilleo en el estómago.


Para quienes hacemos productos para vender, quizás esa sea la parte más difícil, el mostrar y eso me pasó a mí. Y no porque lo que muestro esté mal confeccionado o tenga fallas, etc., sino porque nos da vergüenza presentar un trabajo hecho en casa, a decir "esto lo hago para vender". Da un poco de temor, no digan que no.


Siempre expuse en ferias y festivales, allí no tengo inconvenientes, para mí es más fácil que vengan a mi stand decenas, pero cuando hay que mostrar a uno solo es como que da cosita, no sé por qué será ¿nunca les pasó?


Bueno, el tema es que mostré las cajas a mis compañeras, a las demás empleadas del edificio y a todas las encantaron, me sentí feliz de saber que lo que hago gusta y que voy por el buen camino.
Lo mejor de todo no fue que vendí casi todas las cajas y me pidieron más,(aunque eso es muy bueno ¿no?), lo mejor de todo fue que pude vencer mi timidez, mi vergüenza y presenté lo que me gusta hacer. Ya con eso siento que el miedo no podrá conmigo.